Mientras el reciente problema de gobierno ha dejado algunos actores políticos comportándose cautelosamente en un intento de asegurar la estabilidad, otras fuerzas del panorama político español continúan situándose aparte de Europa, como un escenario para las políticas transformativas y de fomento a la innovación política. Paula Espinoza Giménez habló con Rosa Martínez, quien ha sido reelegida recientemente como co-portavoz de EQUO junto con Juan López de Uralde, acerca de estas paradojas, (expusieron, disertaron, dieron a conocer) su punto de vista para el partido y qué dirección deben tomar las políticas españolas desde ahora.

Después de 9 meses de gobierno en funciones, que llevaron a España a repetir, de manera inevitable, las elecciones generales ¿Podrías explicar cuál es la situación política en España a día de hoy?

Tenemos un gobierno en minoría que va a necesitar apoyos continuos para sacar adelante cualquier ley, empezando por los presupuestos del estado. Desde mi punto de vista aún no está claro si vamos a tener una legislatura corta o larga. El Partido Socialista Obrero España (PSOE) aún no se ha reorganizado internamente desde su crisis en octubre, por lo que el gobierno puede presionar con la amenaza de convocar elecciones si el PSOE no le apoya en determinados asuntos o si trata de hacer una oposición fuerte. Queda por ver entonces, primero, hasta dónde está dispuesto a apoyar el PSOE al Partido Popular (PP) para ganar tiempo y reorganizarse internamente, lo que puede suponerle un distanciamiento mayor con su parte más de izquierdas del electorado. En estos primeros momentos de la legislatura estamos viendo una tensión entre ejecutivo-legislativo: el gobierno está tratando de usar todos los recursos jurídicos para evitar que el parlamento le marque la agenda legislativa. Es decir, ciertas iniciativas legislativas que podrían contar con el apoyo del PSOE obligarían al gobierno a ejecutar leyes contrarias a su propia política o incluso programa electoral (por ejemplo la derogación de la LOMCE – ley orgánica para la mejora de la calidad educativa). Pero más allá de cuestiones concretas y simbólicas, lo que se ha visto es que el PP y PSOE no han tenido problemas para entenderse en cuestiones importantes  y que todo parece indicar que en nombre de la estabilidad habrá acuerdos y conversaciones continuas encaminados a reestablecer el bipartidismo. Esto incluye por ejemplo la reforma constitucional, algo sobre lo que hay un cierto consenso social y que puede blindarse de nuevo esta legislatura negando las reformas estructurales que se necesitan para hacer frente a tensiones recurrentes en nuestro sistema: modelo territorial, blindaje de derechos, independencia de la justicia o sistema electoral.

Desde el comienzo de la crisis, el panorama político español ha cambiado radicalmente en los últimos años ¿Podrías explicar cómo se ha producido ese cambio? Desde tu punto de vista, ¿Cuál crees que ha sido el principal motivo? 

Sin duda el actor principal de ese cambio ha sido Podemos, pero los motivos son muchos y ninguno bastaría por sí solo. Desde luego la crisis, la pérdida de poder adquisitivo y calidad de vida (no solo la desigualdad, sino también la crisis de expectativas de los sectores más acomodados de la sociedad), la corrupción o el descrédito de la clase política, son algunos de los motivos que la gente encontró para votar a un partido nuevo que entroncaba con estas demandas y estas percepciones sociales. Sin embargo, las condiciones materiales para el cambio toman una dimensión diferente tras el 15M y esa nueva “identidad”  que trasciende las etiquetas y las ideologías políticas, y se traduce en movimientos sociales organizados y con estrategias diferentes a las que se habían visto hasta entonces. Eso lo ve muy bien Podemos y consigue abrir una brecha en el intocable bipartidismo español. El reto ahora es construir una alternativa de gobierno y consolidar estos cambios políticos.

El 15M, así como muchos otras movimiento sociales han jugado un papel importante en el devenir político español ¿Cómo crees que han influenciado los movimientos sociales en el seno de los partidos políticos? ¿Cómo influye en la democracia?

Desde luego no se puede entender el momento actual sin el 15M ni los movimientos sociales, aunque ahora mismo estamos en un momento bajo de movilización social. La influencia de los movimientos en Podemos, IU o EQUO; y también las candidaturas municipalistas es determinante puesto que, por una parte, son partidos y espacios políticos que buscan el equilibrio entre las instituciones y la calle; y por otra se nutren de las propuestas de los colectivos sociales para sus programas políticos. Hay que destacar también que los movimientos sociales han conseguido marcar la agenda política en algunos temas muy importantes en los últimos años. La energía es un buen ejemplo, gracias al trabajo de la sociedad cuestiones como el oligopolio, la pobreza energética o el fracking son centrales en el debate político y social. El movimiento feminista es otro gran ejemplo de cómo está influyendo en el discurso político. Por no hablar de como la Plataforma  de Afectados por la Hipoteca (PAH) puso sobre la mesa los desahucios y cambió la percepción que de ellos se tenía como resultado de un sistema injusto y no de un fracaso personal, poniendo el marco para abordar políticamente otras cuestiones.

¿Podemos considerar a España como un laboratorio para el futuro de Europa? 
¿Considera que España ha ganado en democracia?

En cierta manera sí, porque es el único lugar donde no ha surgido un partido de extrema derecha para canalizar el descontento de la sociedad con las instituciones y la clase política por no dar respuesta a sus necesidades ni paliar las consecuencias de la crisis. Es decir, las propuestas que se han presentado en las diferentes citas electorales como alternativa a los partidos tradicionales y las políticas de austeridad se basan en el respeto a los derechos humanos, la solidaridad y la democracia. Es interesante ver lo que ha pasado en España desde el punto de vista de la colaboración política y la creación de nuevos espacios políticos que van más allá de las coaliciones tradicionales, me refiero  tanto en las elecciones municipales de 2015, como las confluencias territoriales en Cataluña y Galicia. Desde 2014 asistimos a continuas innovaciones políticas que van consolidándose pero que aún están lejos de su forma definitiva, seguimos evolucionando y adaptándonos.

Ahora que España vuelve a ser gobernada por el Partido Popular ¿Piensa que España ha perdido su oportunidad de alcanzar una alternativa al modelo neoliberal o de crecimiento?

Creo que ha perdido una oportunidad en lo inmediato, pero la oportunidad sigue estando ahí, en las próximas elecciones. Desde luego es imprescindible que en los próximos años se haga un buen trabajo institucional, tanto en el congreso como los parlamentos autonómicos y los ayuntamientos donde gobiernan las fuerzas del cambio y que en paralelo se siga trabajando en un proyecto político común que supere la suma de las partes. Y para mí esa es la clave, ser capaces de ofrecer un proyecto de país.  A día de hoy cuando hablamos de cambio se piensa en regeneración democrática y derechos sociales, creo que el trabajo de EQUO es trabajar para que el tercer pilar del cambio sea la transción hacia un modelo de producción y consumo más justo, sostenible y cooperativo. Creo sinceramente que hay una ventana de oportunidad para las políticas verdes.

Hace pocas semanas EQUO celebró su III Asamblea General ¿En qué momento se encuentra el partido verde español? ¿Qué lecciones puede EQUO aprender de partidos verdes de otros países europeos? ¿Qué pueden aprender otros partidos verdes de EQUO?

Es un poco paradójico, porque nos encontramos en el mejor momento que nunca con representación institucional, cierto espacio mediático y reconocimiento social; pero a la vez la incertidumbre del momento político hace que no debamos dar nada por consolidado. Creo que la experiencia institucional de otros partidos verdes es vital para nosotros, es decir, como se ha trasladado a las políticas públicas y la legislación el ideario verde. De nuestra experiencia se puede extraer una lección que me parece totalmente aplicable a la mayor parte de los países europeos y a nivel del PVE (Partido Verde Europeo) también: en el momento de excepcionalidad política en la que hay amenazas serias y potentes sobre nuestros sistemas políticos y sociales, la flexibilidad y la cooperación pueden ser una buena estrategia. Desde luego, cada país tiene sus circunstancias, pero creo que no es el momento de surfear la ola en solitario sino ser parte de algo más grande. De otro modo corremos el riesgo de ser marginales, no solo en términos electorales, sino sobre todo sociales y políticos.

¿Cuál es la posición de EQUO sobre proceso en Catalunya?

Equo defiende un modelo de estado federal y siendo la radicalidad democrática uno de nuestros principios, consideramos que la ciudadanía catalana debe poder decidir qué tipo de relación quiere con el estado español. Por ello, nuestra propuesta coincide tanto En Comú Podem y Unidos Podemos: un referéndum dentro de la legalidad, y por tanto pactado con el gobierno español. La legitimidad del resultado es crucial para que el problema político no se enquiste ni continue generando tensión. El modelo territorial es un debate pendiente y hay que afrontarlo con valentía y altura de miras, respetando el derecho a decidir de la ciudadanía.

¿Cuáles son los principales objetivos de EQUO de cara a los próximos 5 años?

En primer lugar hacer un buen trabajo. Es decir, que se vea la utilidad de que haya representantes verdes en las instituciones, lograr sacar adelante cuestiones que tengan un impacto real en la vida de las personas. Es este sentido, es imprescindible un buen trabajo sobre todo a nivel local. Si lo conseguimos, se traducirá en una mayor influencia y reconocimiento lo que, a su vez, supondrá un mayor margen de actuación y peso político en Unidos Podemos. Esa mayor presencia cuantitativa y cualitativa en los espacios de colaboración tiene que traducirse, como decía antes, en lograr que las propuestas verdes, con el cambio de modelo productivo y de consumo como palanca, tengan un lugar relevante en el proyecto político del cambio. Sin embargo, todo esto requiere que la organización se fortalezca y crezca. Necesitamos más gente, más recursos, más implantación territorial y ese debe ser nuestro objetivo como organización. Ser fuertes hacia dentro, para ser fuertes hacia afuera.

Cuál es el debate actual en España sobre la percepción y futuro de la Unión Europea? 

Las políticas de austeridad y los recortes impuestos por Bruselas han puesto a Europa en el centro del debate político, el interés ha ido creciendo con a lo largo de 2015 y 2016, aumentando la percepción crítica con la UE: sobre las política de asilo y migración, el TTIP y CETA, el Brexit, el auge de la extrema derecha, la estabilidad presupuestaria que traerá nuevos recortes… son cuestiones que preocupan y que minan la percepción de la UE. España es un país profundamente europeista, pero cada vez está más instalado el sentimiento contra la Europa de los bancos y los recortes. Si no somos capaces de mostrar que hay otro proyecto para Europa, la desafección contra la UE irá en aumento como ha sucedido en otros países. Además, el papel de España en la política europea en los últimos años ha dejado mucho que desear, por lo que no nos percibimos a nosotros mismos como un actor relevante en el proceso. Esto aumenta la sensación de impotencia o de imposibilidad de transformar la UE en un sentido más justo y democrático.