Últimamente se han renovado los esfuerzos para iniciar las negociaciones del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP en sus siglas en inglés) entre Europa y los Estados Unidos de América. Se espera que las negociaciones se inicien en julio. La Comisión Europea quiere cerrar el acuerdo en los próximos dos años ya que lo contempla como un instrumento para salir de la actual crisis económica. Como verdes vemos muchos puntos críticos –negociaciones que no son transparentes, la idea de un crecimiento económico como salida de la crisis y cambios negativos en los estándares de protección del consumidor, por citar algunos.

 

Situación actual de las negociaciones

A finales de mayo, el parlamento europeo acordó (de forma no vinculante) un mandato para estas negociaciones. Desgraciadamente, los verdes no pudimos ver aprobada ni nuestra propia propuesta ni nuestras enmiendas. El único aspecto positivo fue que el parlamento aprobó excluir de las negociaciones los servicios culturales y audio-visuales, mostrando claramente una vinculación con ambos.  De todas formas, la Comisión quiere mantener las negociaciones abiertas y quizás aún se incluyan los servicios audio-visuales.

Se está planteando que las negociaciones finalicen en el 2015. El espacio de tiempo es tan pequeño que la influencia de los diferentes sectores involucrados será muy pequeña. Pero ni a pesar de todas las presiones, esa fecha parece factible dado el gran número de conflictos ligados a un acuerdo como éste.

 

Diferentes estándares y tradiciones reguladoras

La Unión Europea y EEUU ya tienen barreras arancelarias muy pequeñas. Lo que “impide” el comercio entre ellas son las diferencias en los estándares, especialmente en agricultura y alimentación. Es obvio que los verdes no aceptaremos animales que hayan sufrido un tratamiento hormonal, una regulación menos estricta en el uso de semillas y productos alimenticios genéticamente modificados y en la extensión de la práctica del fracking. También hay el peligro de que el ACTA –que hasta ahora hemos podido frenar a nivel europeo- sea ahora introducido por la puerta de atrás. Los verdes defendemos unos niveles de protección informática a nivel europeo. A nuestro entender, un acuerdo como éste también pone en cuestión estándares de protección al consumidor y a la salud.

Por último, ya no creemos en el mito de más empleo, ya que otros acuerdos de libre mercado lo que han ocasionado es, justamente, lo contrario. Tampoco permitiremos que las condiciones laborales sean aún peores y más precarias que las actuales.

 

Falta de control democrático y de transparencia durante las negociaciones

Nuestra principal y primera crítica como verdes es que las negociaciones se desarrollarán de forma secreta sin que ni los parlamentos nacionales, el europeo y los diferentes sectores afectados puedan influir. A nuestro entender, la falta de transparencia y de control democrático de este tipo de negociaciones no es aceptable. De ahí que reclamemos la inclusión de parlamentarios y de miembros de la sociedad civil. Los documentos de la negociación deben ser accesibles a todo el mundo.

 

Estableciendo estándares globales sin consultar a todos los países

Las negociaciones no democráticas son un problema. Otro es que el TTIP intenta implantar estándares de comercio global de una forma anti-democrática. En efecto,  los estándares que establezca el TTIP pueden tratar de la seguridad del producto, la protección del consumidor, aspectos técnicos (en medicina o internet, por ejemplo), aspectos financieros o de seguridad alimentaria.

Así pues, no sólo están excluidos los parlamentarios y la sociedad civil, sino terceros países también. Las negociaciones del TTIP no tienen en cuenta que ya se están negociando estándares de comercio a nivel internacional y que las negociaciones necesitarán mucho más tiempo para sortear todas las cuestiones. Por tanto, el TTIP no tendrá sólo impacto en la EU y EEUU sino que tendrá consecuencias en todos los que vengan a continuación.

Un futuro incierto para la Organización Mundial de Comercio

Además, el TTIP tendrá un importante impacto en las actuales negociaciones sobre la reforma de la Organización Mundial de Comercio (WTO en sus siglas en inglés). Actualmente, parece difícil que se produzca dicha reforma ya que las posiciones europeas y norteamericanas son muy divergentes. Obviamente, el objetivo es reformar la WTO de forma que los países del Sur Global tengan las mismas oportunidades de influir. Si se firma el TTIP, en la práctica el WTO deberá seguir los estándares globales que el primero establezca. Por tanto, minará los acuerdos multilaterales en favor del dominio de Europa y Estados Unidos en la esfera económica y política. Así, también en este aspecto, el TTIP tendrá efecto en más países.

 

El ISDS

Otra cuestión muy problemática en este acuerdo es el ISDS (acuerdo para resolución de disputas entre un inversor y un estado). Este acuerdo negociado de una forma secreta y opaca favorece de forma notable a las compañías y mina el esfuerzo de políticas sociales y ecológicas. Como consecuencia del mismo los estados miembros de la UE (y también EEUU) pueden llegar a tener que pagar compensaciones por decisiones tomadas de una forma democrática. Gracias a nuestra iniciativa, el parlamento europeo decidió que en general los inversores extranjeros no deberían tener más derechos que los nacionales. Aunque es una pequeña victoria, los verdes rechazamos este acuerdo y consideramos que los conflictos deben ser resueltos en los tribunales nacionales o europeos. Por ello, un acuerdo entre EEUU y la EU no debería incluir dicho mecanismo de resolución de disputas.

 

Por consiguiente, ¿qué hacer?

Como miembros del parlamento europeo tenemos muy pocas posibilidades de intervenir en las negociaciones. En cualquier caso, aprovecharemos todas las posibilidades para mostrar cuáles son nuestras posiciones. En primer lugar, insistiremos en unas negociaciones transparentes: queremos tener acceso a los documentos y a toda la información de la Comisión, al tiempo que reclamamos la inclusión de la sociedad civil y los parlamentos nacionales en las negociaciones. Sobre los contenidos luchamos –junto con otros- por la exclusión de un mecanismo de resolución de conflictos con inversores extranjeros y por una protección de datos y de derechos del consumidor más amplia. Además, no queremos que el TTIP establezca estándares globales que deben ser negociados en marcos multilaterales.

Este artículo fue originalmente publicado en la web de Ska Keller.