¿Cómo se podría preservar un acuerdo nuclear que se vuelve cada vez más vulnerable ante la inestabilidad regional, el desarrollo armamentístico, las sanciones desestabilizadoras y las contraalianzas?

Las relaciones entre la Unión Europea e Irán, que ya han sido tensas en los últimos años, se han deteriorado aún más en el contexto de la guerra entre Israel y Hamás. El respaldo financiero y el entrenamiento de los milicianos de Hamás por parte de Irán, así como el apoyo incondicional de la UE a las represalias de Israel en Gaza, a pesar de las graves evidencias de crímenes de guerra, están alejando a Teherán y Bruselas cada vez más.

Las relaciones bilaterales entraron en declive desde la retirada unilateral de EE UU del Pacto nuclear de Irán en 2018, y el fracaso de la UE para sacar adelante el acuerdo (que ofrecía un alivio de las sanciones a cambio de frenar el desarrollo de armas nucleares) sin el liderazgo de Washington. Desde entonces, Irán se ha alejado cada vez más de Occidente, forjando alianzas más sólidas con China y Rusia y apoyando de forma activa la guerra a gran escala de Putin en Ucrania.

En el marco de todas estas tensiones geopolíticas, la muerte de Jina Mahsa Amini bajo custodia policial en septiembre de 2022 (después de haber sido arrestada por violar presuntamente la ley iraní sobre el uso obligatorio del velo), seguida de la dura represión que el gobierno teocrático ejerció sobre las protestas que se alzaron por todo el país, avivaron aún más la indignación de la opinión pública europea contra los líderes iraníes. En el contexto europeo hay quien dice que este incidente y el consiguiente descontento en toda la UE no ha hecho sino reafirmar su decisión de limitar el trato con Irán e imponer sanciones.

Teniendo en cuenta estos obstáculos, las expectativas de establecer un diálogo trascendente con Irán no parecen muy prometedoras. Aun así, la búsqueda de vías de cooperación con Teherán es una labor sumamente importante, ahora más que nunca, en pos de la no proliferación nuclear y la estabilidad a nivel regional y europeo.

Intermediación nuclear fallida

En 2015, la relación entre la UE e Irán parecía llevar un buen rumbo. Los países del grupo P5+1 (Francia, Alemania, Reino Unido, Rusia, China y los Estados Unidos) alcanzaron un acuerdo histórico con Irán: el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC). El plan, comúnmente conocido como el Pacto nuclear de Irán, pretende garantizar la paz en Oriente Medio, para lo cual establece restricciones al programa nuclear de Irán a cambio de levantar las sanciones impuestas por la ONU, la UE y EE UU sobre diferentes sectores económicos, incluyendo el comercio clave del petróleo iraní.

El PAIC fue el fruto de una década de esfuerzos diplomáticos, encabezados por el Alto Representante de la UE, y supuso una gran victoria en la historia de las negociaciones multilaterales de la UE. Sin embargo, el pacto sufrió un importante retroceso cuando EE UU, bajo la administración de Donald Trump, se retiró en 2018. Trump alegó que su estructura estaba “podrida y en decadencia” y argumentó que el pacto no podría prevenir “una bomba nuclear de Irán”.

El por entonces presidente de EE UU instó a los signatarios de la UE a seguir su ejemplo, pero éstos lo rehusaron. En su lugar, los ministros de (Asuntos) Exteriores de la UE se comprometieron a preservar el PAIC. Esto puso de manifiesto la capacidad de la UE para configurar las políticas regionales independientes, sentando un importante precedente.

La UE procedió a adoptar algunas medidas correctivas, demostrando su compromiso con Irán. Actualizó su estatuto de bloqueo, que anula la legislación de jurisdicción extranjera: en este caso, prohibiendo a las empresas europeas cumplir con las prohibiendo a las empresas europeas cumplir con las sanciones impuestas por EE UU a Irán y que violaban el PAIC. También creó una Entidad de Propósito Especial (SPV), un mecanismo financiero para facilitar el comercio entre Irán y las compañías europeas, eludiendo las sanciones de EE UU.

Sin embargo, los esfuerzos de la UE para aliviar la presión económica sobre Teherán no obtuvieron los resultados esperados. A pesar del estatuto, las empresas europeas abandonaron en su mayor parte sus planes en Irán. En 2018, el fabricante de coches alemán Daimler cesó todas sus operaciones en Irán para evitar quedarse fuera del mercado estadounidense. Los fabricantes de vehículos franceses PSA y Renault, así como Airbus, reaccionaron de manera similar, desafiando al liderazgo de la UE y a sus esfuerzos por mantener abiertas los lazos comerciales con Irán.

Las demandas de la UE para que EE UU se reincorporase al pacto nuclear fueron ignoradas durante años, dando la impresión de que la UE había perdido influencia. No fue hasta 2021, cuando la administración de Biden asumió el poder, que EE UU se mostró receptivo ante la posibilidad de volver al PAIC. A pesar de la mediación de la UE, los esfuerzos cayeron en saco roto en marzo de 2022 debido a las acusaciones mutuas entre EE UU e Irán, además del apoyo de Irán a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.

Irán desestima a la UE

Irán quedó insatisfecho ante el fracaso de la UE a la hora de conseguir que EE UU se reincorporase al pacto nuclear y así aliviar el lastre económico. En 2019, el líder supremo de Iran, Alí Jamenei, cuestionó las intenciones de la UE con el acuerdo, considerando a la Unión como una antagonista irrelevante. Afirmó que, al igual que EE UU, la UE es deshonesta y se nutre de animosidad.

Irán empezó a incumplir las disposiciones del PAIC. En 2019, la agencia nuclear de las Naciones Unidas confirmó que Irán había instalado centrifugadoras avanzadas para el enriquecimiento de uranio. La producción de uranio enriquecido por encima de los niveles de concentración acordados (hasta un 60% de pureza, cerca del nivel armamentístico) se está incrementando.

Irán ha establecido un diálogo bilateral indirecto con Estados Unidos, ignorando a la UE. En septiembre de 2023, las dos partes implicadas acordaron un intercambio de prisioneros: cinco personas por cada bando. A esto le siguió la liberación de un ciudadano danés y dos austriacos en junio de 2023. Muchos ciudadanos europeos siguen detenidos en Irán, incluyendo un diplomático sueco detenido en 2022 bajo supuestos cargos de espionaje. Además de los prisioneros, Washington liberó de manera simultánea 6.000 millones de dólares de activos iraníes congelados, pero retiró los fondos tras el ataque de Hamás a Israel.

Los actuales disturbios en Oriente Medio están avivando la desconfianza entre Irán y Occidente.

Los actuales disturbios en Oriente Medio están avivando la desconfianza entre Irán y Occidente. Mientras que Occidente ve a Irán como un instigador de organizaciones terroristas e inestabilidad regional, el recelo de Irán hacia Occidente (derivado del apoyo que EE UU y las potencias europeas brindaron a Irak en la guerra con Irán durante los años 1980-1988) se acrecienta con el inquebrantable apoyo de Occidente a Israel.

El incumplimiento del PAIC por parte de Irán podría traer mayores consecuencias. Arabia Saudí ya ha anunciado que adquirirá armas nucleares si Irán también lo hace. Si Turquía y Egipto siguen su ejemplo, esto podría conducir a una carrera armamentística nuclear en una región altamente volátil.

El desarrollo nuclear de Irán aún podría revertirse, pero la UE cuenta con un margen cada vez más estrecho para revivir el PAIC. La Unión podría tener que recurrir a cambiar las sanciones por incentivos, ya que Irán ha empezado a formar alianzas estratégicas con otras potencias mundiales.

En busca de apoyo 

Frustrado por la falta de consistencia y las promesas rotas de Occidente, Irán ha buscado nuevos aliados. Tras décadas de duras sanciones económicas por parte de EE UU y la UE, Irán se inclina ahora hacia países que se enfrentan a dificultades similares, concretamente Rusia y China. Este giro complica aún más su relación con la UE, pues Irán tiene cada vez menos interés en establecer un diálogo.

Después de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022, Irán fue uno de los pocos países que apoyó oficialmente a Rusia. Desde entonces, su alianza no ha hecho más que crecer, convirtiendo a Irán en un elemento clave para la persistencia de Rusia gracias al suministro de drones de combate utilizados para atacar infraestructuras críticas tales como redes eléctricas y estaciones de radar.

El apoyo de Irán, destinado a facilitar la posible victoria de Rusia, ha prolongado el conflicto y constituye una amenaza directa para la seguridad de los países europeos. La alianza entre Moscú y Teherán también podría alterar el equilibrio de poderes en Oriente Medio, en el caso de que Rusia apoyase las ambiciones nucleares de Irán. Además, Rusia e Irán están fortaleciendo sus lazos económicos y energéticos para contrarrestar las sanciones impuestas por Occidente. Por ejemplo, han vinculado sus sistemas de comunicación y transferencia interbancarias, facilitando de esta forma el comercio y las transacciones financieras y sorteando el sistema SWIFT.

Irán también ha estrechado su vínculo con China con la firma de un programa de cooperación de 25 años en 2021. El programa, esbozado ya en 2019, contempla una inversión china de 400.000 millones de dólares en la economía iraní a cambio de un suministro constante de petróleo a un precio muy reducido. China dio la bienvenida a Irán a la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO, por sus siglas en inglés) este 2023. Se prevé que el comercio entre Irán y los países de la SCO, que sobrepasó los 651.000 millones de dólares en 2021, aumente aún más. La adhesión de Irán a la SCO ha fortalecido su resiliencia ante las sanciones de Occidente, otorgándole cierta ventaja en las negociaciones, acceso al mercado y oportunidades de inversión.

El interés de Irán por adherirse al Acuerdo de París, contingente al levantamiento de las sanciones, ofrece una vía para que la UE le apoye en iniciativas climáticas y suavice algunas de las sanciones más duras.

Irán también ha sido invitado a formar parte del bloque de economías emergentes BRICS y se convertirá en miembro de pleno derecho en enero de 2024, junto a Arabia Saudí, Etiopía, Egipto, Argentina y Emiratos Árabes Unidos. Los BRICS pasarán a representar alrededor del 46% de la población mundial y aproximadamente el 37% del PIB (paridad de poder adquisitivo).

La incorporación de Irán al bloque de los BRICS le brindará oportunidades comerciales y lo alineará con otras naciones afines que también se enfrentan a las presiones de Occidente. Aunque los debates de los BRICS en torno a la desdolarización y la búsqueda de una divisa común aún se encuentran en una etapa temprana, podrían causar un gran impacto en las dinámicas financieras mundiales. La membresía de la SCO y el grupo de los BRICS mejorará la imagen de Irán en el panorama global, elevándolo a la categoría de economía nacional emergente.

¿En qué lugar deja todo esto a la UE?

Irán está renovando su imagen a nivel internacional, pero en el ámbito nacional existe una creciente disconformidad frente al régimen islámico. Los duros castigos con los que el régimen ha reprimido las protestas masivas por la muerte de Mahsa Amini, incluyendo ejecuciones y torturas arbitrarias, han enardecido el deseo de cambio de la población. Una encuesta realizada por el Instituto Gamaan a 116.000 personas del país a finales de 2022 reveló que alrededor del 80% de la población iraní preferiría un gobierno democrático en lugar de la República Islámica.

La UE apoya a las organizaciones de la sociedad civil (OSC) en áreas como la cultura, el turismo y la educación a través de su Programa Indicativo Plurianual (PIP) 2021-2027 para Irán. La UE podría contribuir aún más al fortalecimiento de la sociedad civil iraní creando una Hoja de Ruta Nacional para las OSC. Entre los ámbitos más propicios para ahondar en la cooperación se encuentran la igualdad de género y el empoderamiento juvenil. Sin embargo, para colaborar con las organizaciones sin ánimo de lucro iraníes, la UE debe primero mantener un diálogo con el gobierno iraní y no optar por eludirlo.

Cuando la UE expresó su apoyo a los manifestantes durante las protestas de 2022, el gobierno iraní desaconsejó a la Unión Europea y a los EE UU recurrir al “oportunismo y a la instrumentalización de los derechos humanos”, mencionando abusos cometidos dentro de sus propias fronteras. Si la preocupación de Irán continúa, la financiación y el apoyo de la UE a las organizaciones sin ánimo de lucro iraníes podrían verse interrumpidos, lo que en última instancia perjudicaría gravemente a la ciudadanía iraní y a sus derechos. No obstante, por ahora, la UE parece comprometida a dialogar con el gobierno iraní según la Declaración Conjunta de 2016.

Las relaciones podrían mejorar si la UE priorizara nuevas vías de colaboración como la cooperación climática, incluida en el MIP. El interés de Irán por adherirse al Acuerdo de París, contingente al levantamiento de las sanciones, ofrece una vía para que la UE le apoye en iniciativas climáticas y suavice algunas de las sanciones más duras.

La única solución duradera para Palestina es una solución aceptable para Irán. Pero la UE ha hecho todo lo contrario y ha excluido a Irán de las conversaciones hasta ahora.

La crisis actual entre Israel y Palestina también sirve de coyuntura para la cooperación. A pesar de la oposición histórica de Irán a la Solución de dos Estados, la UE debe respetar la trascendencia regional de Irán y prestarse al diálogo. La única solución duradera para Palestina es una solución aceptable para Irán. Pero la UE ha hecho todo lo contrario y ha excluido a Irán de las conversaciones hasta ahora. Es necesario darle un vuelco radical a la situación: la UE debe involucrar a Irán en el asunto y animar a EE UU a participar también.

Es de una necesidad imperante que la UE reconozca el profundo impacto de las alianzas en constante cambio de Irán en el panorama político y económico global, sobre todo en lo que respecta a China y Rusia. Conforme estas alianzas alejan a Irán de Occidente, la EU debe perseverar en la construcción de una contrainiciativa basada en la buena fe, el diálogo y la colaboración con Irán.