Ahora que se acerca la temporada alta, la mayoría de las destinaciones turísticas del sur de Europa se están mentalizando que, debido al Covid-19,  tampoco este año van a obtener los ingresos generados por la llegada de visitantes extranjeros. Belgrado, una ciudad que ha invertido mucho en los últimos años en hacer más atractiva la ciudad para el turismo es una de las que lo va a notar más intensamente. Sin embargo, según Pedrag Momčilović, la pandemia proporciona un tiempo para ralentizar los planes destructivos desde el punto de vista social y económico de los gobernantes que priorizan el turismo por encima de la calidad de vida de los residentes. La ciudadanía hace tiempo que pide reformas, ha llegado el momento de que se la escuche!

En 2019, Belgrado presentó su candidatura para ser declarada “Capital Verde Europea 2022”. Este premio se otorga a las ciudades que alcanzan altos estándares ambientales y demuestran un fuerte compromiso con el desarrollo sostenible. Como era de esperar, Belgrado no recibió esta distinción. El alcalde afirmó que Liubliana tardó 10 años en lograr este reconocimiento y que Belgrado seguirá trabajando en ello. Sin embargo, para convertirse en una capital verde e impulsar su candidatura al galardón, Belgrado debe, en primer lugar, resolver los crecientes problemas sociales y ecológicos que se derivan de su sector turístico en expansión.

Como capital y ciudad más grande de la República de Serbia, Belgrado es el principal destino turístico del país: casi el 50 por ciento de los turistas del país en 2019 visitaron Belgrado. En el mismo año, Belgrado registró 258.348 turistas y 2.696.832 pernoctaciones. De 2010 a 2019, la cantidad de turistas que visitaron la ciudad se duplicó con creces, mientras que la cantidad de pernoctaciones aumentó en un 140 por ciento. La ciudad vio triplicado el número de turistas extranjeros.

Este rápido crecimiento del turismo ha cambiado el tejido urbano de Belgrado. Sin embargo, no está suficientemente monitoreado por la administración de la ciudad y las políticas públicas relacionadas con el turismo sostenible son casi inexistentes. Varios documentos estratégicos prevén otra duplicación del número de turistas en los próximos 10 años. Los mecanismos por los cuales Belgrado puede lograr un aumento en el número de turistas y desarrollar una infraestructura sostenible no solo para el turismo sino para toda su población están mal definidos.

La pandemia del Covid-19 afectó significativamente al sector turístico de Belgrado y la cantidad de visitantes durante algunos meses de 2020 fue más del 90 por ciento inferior a los niveles de 2019. Sin embargo, la pandemia que ralentizó el turismo también abrió la posibilidad de pensar en reformas turísticas deseables que permitirían a Belgrado satisfacer las necesidades de los turistas y de la población local de manera sostenible.

En nombre del turismo

En los últimos diez años, la estructura urbana de Belgrado ha sufrido cambios significativos en nombre del turismo, a pesar de algunas reacciones violentas y las críticas de la ciudadanía. Los ciudadanos han destacado su propia falta de participación en las decisiones sobre megaproyectos y sus impactos negativos sobre el medio ambiente y el patrimonio cultural. A la sombra de estos rápidos desarrollos se encuentran proyectos de construcción no planificados y décadas de abandono de las infraestructuras básicas de la ciudad.

La ambición de posicionar a Belgrado regionalmente como capital turística ha prevalecido mientras los representantes del gobierno repiten el estribillo “atraerá a los turistas” como respuesta a las críticas. Cuando el público reaccionó con altercados ante la tala de árboles a mediados de 2019 y la construcción de un teleférico diseñado para conectar dos partes de Belgrado bordeadas por el río Sava, el alcalde Zoran Radojicic dijo que representa un “proyecto capital y contribuirá a un mayor desarrollo del turismo en Belgrado”.

La ambición de hacer de Belgrado la capital turística a nivel regional ha prevalecido […]

En 2014, la ciudadanía también protestó contra el proyecto Belgrade Waterfront, un proyecto respaldado por el Partido Progresista Serbio como parte de su campaña electoral para la Asamblea de la Ciudad de Belgrado. A pesar de las numerosas protestas organizadas por Don’t Let Belgrade D(r)own entre 2014 y 2017, Belgrade Waterfront ha ampliado sus instalaciones, elevándose sobre el paisaje de la ciudad. La instalación prevista más alta del megaproyecto es la Torre de Belgrado (con una altura estimada de 168 metros) que el presidente serbio Aleksandar Vučić espera que también atraiga turistas.

Las fuentes, especialmente las musicales, se han convertido en una nueva obsesión para la gente que dirige Belgrado. Tales instalaciones suelen ir acompañadas de escándalos de corrupción. Durante la construcción de la fuente musical en Slavija, una de las plazas más grandes de Belgrado, el teniente de alcalde Goran Vesic afirmó repetidamente que la fuente es una atracción turística que atraerá a más visitantes a pesar de que los ciudadanos han cuestionado este proyecto por considerarlo económicamente injustificado.

Si bien Belgrado carece de infraestructuras básicas, como sistemas de tratamiento de aguas residuales, de gestión de residuos y transporte público sostenible, se ha priorizado la construcción de viviendas de lujo, instalaciones comerciales y proyectos megalómanos. Estos proyectos son insostenibles no solo por la perturbación de la naturaleza y el alto consumo de energía, sino también porque aumentan la exclusión social y aportan poco valor a la población local.

El turismo por encima del medio ambiente

El programa Estrategia de Desarrollo Turístico de la Ciudad de Belgrado 2020-2025 se compromete a mantener un medio ambiente limpio. Este compromiso, sin embargo, no es compatible con el objetivo de mejora de la oferta turística de la ciudad planteado en la misma estrategia.

De forma sistemática, las actividades de servicios del sector turístico contribuyen a la generación adicional de contaminación y residuos. En Belgrado, esto significaría una escalada de los problemas relacionados con la gestión de residuos, las emisiones y la contaminación acústica, poniendo en duda la sostenibilidad y la huella ecológica e hídrica del turismo en la ciudad.

Solo el 70 por ciento del territorio de la ciudad tiene sistemas de eliminación de aguas residuales, y las plantas de tratamiento de aguas negras aún se encuentran en la etapa de planificación, lo que la convierte en una de las ciudades más grandes de Europa que no trata sus aguas residuales. La mayoría de las aguas residuales van a parar directamente al Sava y al Danubio, lo que reduce aún más la calidad del agua de estos ríos y afecta al suministro de agua potable de Belgrado.

El aumento en la cantidad de residuos generados debido al crecimiento del turismo es inevitable, ya que tanto en Belgrado como en toda Serbia la jerarquía en la gestión de los residuos es casi inexistente; por ello, hoy en día más del 95 por ciento de los residuos municipales terminan en vertederos y solo una pequeña cantidad se recicla y reutiliza.

Belgrado se enfrenta a una alta contaminación atmosférica cada invierno, con niveles que a menudo llevan a la ciudad a lo más alto de la clasificación mundial de ciudades más contaminadas. La mayor concentración de partículas contaminantes se encuentra en el centro de la ciudad, donde se aloja la mayor cantidad de turistas. Los elevados niveles de emisiones ponen en peligro la salud tanto de los residentes como de los turistas, lo que podría disuadir a los potenciales visitantes. El aumento de la contaminación acústica y visual también afecta a la calidad de vida de la ciudad.

La movilidad en una encrucijada

Debido a su posición geográfica, Belgrado es un importante centro neurálgico regional. La ciudad se encuentra en la confluencia de dos ríos transfronterizos y es un nudo importante de la red de carreteras y vías férreas. Una mirada cercana a las tendencias del tráfico en la ciudad revela que se están priorizando los modos de transporte menos sostenibles, especialmente aquellos que tienen mayores emisiones de gases de efecto invernadero.

Al igual que otras ciudades densamente pobladas, Belgrado se está saturando visiblemente de vehículos motorizados. Según la Oficina de Estadística de la República de Serbia, en 2019 se matricularon 595.788 turismos; un aumento respecto a los 568.305 registrados en 2018 y un aumento del 12,5 % con respecto a los niveles de 2017.

Del mismo modo, el tráfico aéreo ha ido en aumento. Según un anuncio de la empresa francesa Vinci, que gestiona el aeropuerto, en 2019 se registró un aumento de pasajeros del 9,2 %, frente al aumento del 5,4 % del año anterior.

En general, el uso del transporte público está disminuyendo ligeramente, pero sigue siendo la forma dominante de movilidad de la ciudadanía. Antes del estallido de la pandemia de coronavirus, el 47,9 % de la población utilizaba el transporte público urbano; un número impresionante, en comparación con muchas ciudades europeas. El número de pasajeros que utilizan el transporte ferroviario también ha disminuido en los últimos años. Belgrado ha perdido varias líneas que la conectaban con otras ciudades europeas, lo que obliga a los turistas que se dirigen a la ciudad a utilizar el transporte por carretera o aéreo, lo que reduce aún más la sostenibilidad del turismo en Belgrado.

Cuando visitan una ciudad, los turistas generalmente usan el modo de transporte más dominante y, por lo tanto, necesitamos una mayor inversión en el sistema de transporte público, con el desarrollo de infraestructura de movilidad moderna para facilitar el uso de la bicicleta y el caminar.

¿Para quién es la ciudad?

Tras la disolución de la República Federativa Socialista de Yugoslavia (RFSY), Serbia, al igual que otros exmiembros, abandonó la idea de la vivienda como un derecho garantizado por el Estado y, a través de la privatización masiva de viviendas, adoptó un modelo orientado a considerar al mercado como el proveedor de soluciones a esa necesidad. Actualmente, los apartamentos de propiedad pública representan menos del 1 por ciento del parque total de viviendas, mientras que alrededor del 98 por ciento son de propiedad privada. La construcción sin fines de lucro de viviendas es insignificante y no existen modelos alternativos, como las cooperativas de vivienda.

Según las estadísticas oficiales, la mayoría de los turistas que visitan Belgrado se alojan en hoteles, más que todos los demás tipos de alojamiento juntos. Le siguen los hoteles garni (bed & breakfast), hostales, alojamientos privados y otro tipo de alojamientos en menor número. Sin embargo, vale la pena señalar que estas estadísticas no tienen en cuenta la gran cantidad de alojamientos privados no registrados y que, en realidad, el número de quienes encuentran alojamiento en sitios como Airbnb es mucho mayor.

Los propietarios de viviendas están optando de forma paulatina por alquileres de corta duración, especialmente los que están en el centro de la ciudad.

El alquiler de apartamentos a través de diferentes plataformas rara vez se contabiliza en las estadísticas oficiales porque constituyen gran parte de la “zona gris” de los alojamientos turísticos. Al igual que muchas capitales europeas, los propietarios optan cada vez más por el alquiler de períodos cortos, especialmente aquellos que están cerca del centro de la ciudad, porque les reporta mayores ganancias y menos obligaciones. Si tenemos en cuenta que en Belgrado viven cientos de miles de inquilinos (no hay datos precisos debido a la falta de registro de los arrendamientos), es evidente que esta tendencia eleva los precios de los alquileres y empuja a los inquilinos (en su mayoría estudiantes y trabajadores) a la periferia. de la ciudad.

Al caótico desarrollo del parque de viviendas y la falta de políticas que fomenten la seguridad del ejercicio de los derechos de ocupación, se suma la falta de infraestructuras para el manejo de residuos y la ineficiencia energética. Si a esto le añadimos la segregación social que resulta de la construcción de bloques de apartamentos de lujo, condominios y el proceso de gentrificación de las partes centrales de la ciudad, es claro que las políticas de desarrollo turístico solo pueden profundizar aún más las divisiones sociales existentes.

La pandemia en Serbia: un momento crítico

La pandemia supuso un duro freno al turismo en la ciudad. El número de turistas en abril de 2020 disminuyó un 98,8 % en comparación con el número de turistas en abril de 2019, mientras que en mayo el descenso fue del 95,7 % La pandemia del Covid-19 afectó especialmente al número de turistas extranjeros que, debido al cierre de las fronteras estatales y las medidas de prevención, se redujo a casi cero. Tras la mitigación de las medidas para combatir el virus, se apreció un aumento en el número de turistas nacionales, pero esa recuperación apenas afectó a Belgrado ya que es el principal foco de la pandemia en Serbia.

La reducción del número de turistas durante el 2020 y principios de 2021 ha precarizado aún más los puestos de trabajo en los sectores del turismo y la hostelería y ha provocado la pérdida de puestos de trabajo. Al mismo tiempo, existe una presión creciente sobre el sector turístico para que abra los negocios lo antes posible, lo que, de tener éxito, podría significar un aumento no planificado en el número de turistas en Belgrado. La extinción casi total y la constante incertidumbre en el sector turístico y el hostelero a nivel mundial, europeo, nacional y local ha dejado espacio para la reflexión sobre cómo hacer que sean más sostenible y neutro en carbono tras la pandemia del virus Covid-19.

Una apuesta por la reforma

Este texto, así como la investigación en la que se basó, “Obstáculos en el camino hacia el turismo sostenible en Belgrado”, representan solo la fase inicial de una reflexión sobre el tema de la sostenibilidad y la neutralidad en carbono del turismo en Belgrado.

Un obstáculo importante para obtener información precisa sobre la sostenibilidad del turismo es la falta de datos relacionados con este campo, así como el hecho de que los documentos estratégicos relevantes no cubren completamente esta cuestión. Por tanto, es necesario mejorar urgentemente la metodología de recogida de datos e incluir la sostenibilidad en las futuras apuestas estratégicos y en los documentos de planificación aún por adoptar. Y todos ellos, presentes y futuros, deben reflejar las experiencias y propuestas de la ciudadanía, y no ser letra muerta alejada de la realidad. El sector turístico es uno de los más afectados por las medidas introducidas para combatir la pandemia global del Covid-19. El cierre de fronteras, las restricciones a la movilidad interna, así como las medidas limitativas en bares, hoteles y restaurantes han provocado una reducción significativa en el número de turistas a Belgrado. Esta situación no debe verse como negativa, sino más bien como una oportunidad para que el turismo se vuelva menos intensivo en la emisión de carbono y el uso de recursos naturales y, en general, más sostenible. Para convertirse en una ciudad con un turismo sostenible, Belgrado debe, ante todo, ser una ciudad sostenible para sus residentes, lo que significa que es necesario resolver numerosos problemas socioeconómicos y ambientales para acercar la ciudad a la neutralidad en carbono.