Mientras la región de Bruselas se prepara para reformar su economía siguiendo el «modelo dónut», Ámsterdam ya está dando los primeros pasos con su estrategia renovada de sostenibilidad. Para desarrollar dicha estrategia, el ayuntamiento de la ciudad contrató a Kate Raworth, la creadora de este modelo que ya cuenta con fama mundial, para adaptarlo a los problemas sociales y medioambientales de Ámsterdam. A continuación, se presenta una conversación mantenida con Marieke van Doorninck, la concejala municipal responsable de la economía circular, sobre lo que la «economía del dónut» supondrá en la práctica para Ámsterdam.

El 8 de abril, el ayuntamiento de Ámsterdam adoptó una estrategia de economía circular de cinco años de duración. Esta estrategia incluye muchas medidas que las empresas, el ayuntamiento y también los ciudadanos deberán implementar en los próximos años. Por ejemplo, los bienes de consumo circulares, como muebles, dispositivos electrónicos, pinturas y productos textiles, deben  ser más accesibles para la población local. La ciudad se ha comprometido a desarrollar una red de apoyo que incluya plataformas de intercambio, tiendas de segunda mano, mercados en línea y servicios de reparación. El objetivo consiste en reducir a la mitad el uso de nuevas materias primas para el año 2030 y lograr una economía totalmente circular para el año 2050.

La estrategia de la economía circular de Ámsterdam es una elaboración adaptada del «modelo dónut» creado por la economista británica Kate Raworth. El dónut es una forma de reflexionar sobre cómo solucionar los retos socioeconómicos y medioambientales de una forma coherente y equitativa. Aunque el medio ambiente y la economía llevan tiempo abordándose de forma fragmentada, este modelo describe cómo las sociedades y las empresas pueden contribuir a un desarrollo económico que respete los confines del planeta y de la sociedad. El «dónut urbano» de Ámsterdam ofrece un objetivo para el futuro y se  se implementará con el apoyo de una gran cantidad de datos. Sobre todo, se espera que el dónut  sirva de guía para medir la prosperidad más allá del aquí y ahora.

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Socrates Schouten: El «dónut» es un nuevo y llamativo término, ¿pero cómo de nueva es la idea? Los políticos ya están trabajando a nivel nacional en el concepto del bienestar, por ejemplo.

Marieke van Doorninck: En realidad, ya existe un amplio movimiento que reconoce que la ecología y el ámbito social están interconectados, y que la sostenibilidad verde no puede aislarse de otros retos. El enfoque adoptado para el amplio concepto del bienestar se refleja en la forma en que construimos el monitor. El dónut nos ayuda a contar la historia. Puede que nuestra estrategia se centre en Ámsterdam, pero, al fin y al cabo, se trata de una mayor historia que pondrá de relieve las estructuras globales.

Ámsterdam ha optado por utilizar el «modelo dónut» de Kate Raworth. ¿Qué conlleva esto exactamente?

El dónut une losdos principales problemas de nuestra sociedad —problemas sociales y problemas medioambientales— bajo una misma estructura. Nuestra base social no está del todo desarrollada, ya que hay aún demasiadas personas que luchan contra la pobreza, la soledad o los problemas de vivienda. Al mismo tiempo, estamos superando los límites planetarios debido a la forma en la que habitamos la Tierra. El cambio climático y la pérdida de biodiversidad amenazan con hacer del planeta un lugar inhabitable. El dónut aporta una clara visión de este doble problema y nos permite identificar contradicciones a nivel urbano. Por ejemplo, el precio de la vivienda determina en parte el rendimiento económico de la ciudad: cuando los precios están altos, creemos que la ciudad va bien. Sin embargo, para muchas personas, esto se traduce en la imposibilidad de poder vivir aquí. Queremos cambiar eso.

El dónut aporta una clara visión de este doble problema y nos permite identificar contradicciones a nivel urbano de la ciudad.

Me sorprende que los términos «modelo dónut» y «economía circular» se utilicen indistintamente. Ámsterdam va a lanzar simultáneamente el modelo dónut y la estrategia circular. ¿Cuál es la diferencia? ¿Y cómo pueden incluirse estas iniciativas en la cartera de una única concejalía?

En realidad, el dónut no se resume a una única concejalía. Toda la junta municipal apoya este concepto, y lo vamos a proponer de forma conjunta. El diseño de la nueva estrategia de economía circular de Ámsterdam fue el motivo más importante de adoptar la teoría económica del dónut de Kate Raworth. La economía circular es la primera cuestión que estamos mirando desde la óptica del dónut. Otros ámbitos políticos deberán seguir esta corriente, pero eso depende de sus respectivos concejales.

¿Cómo enriquece el dónut la economía circular?

Ya procuramos ser lo más circulares posibles cuando compramos productos y recogemos y tratamos residuos en la ciudad. Pero, cuando definimos esta nueva estrategia hasta 2025, con una visión hacia 2030, buscábamos una  narrativaconectada. El dónut conecta las medidas necesarias para hacer de la ciudad un lugar más social y habitable en todos los aspectos.

Aunque los términos «sostenibilidad» y «circularidad» dan de inmediato la impresión de que estamos haciendo algo bueno, nos olvidamos de los cambios estructurales que se necesitan para hacer las cosas realmente de otra forma. Nuestro punto de partida para esta estrategia fue: «No tienes que hacer cosas circulares, tienes que hacer cosas de forma circular». El dónut es un excelente modelo para ello. No solo ofrece una teoría sobre la conexión entre el ámbito social y la sostenibilidad, sino que también es un espejo de lo que la ciudad está haciendo razonablemente bien y dónde nos estamos quedando claramente cortos o traspasando los límites.

Por tanto, vamos a utilizar el modelo dónut para que la estrategia sea más coherente y tenga más impacto. Por supuesto, podemos tener una estrategia de economía circular sin un modelo dónut, pero, en ese caso, nos limitaríamos simplemente a llevar a cabo iniciativas circulares sin tener una visión más amplia.

El dónut tiene dos límites: el anillo exterior (el techo ecológico) y el anillo interior (la base social). ¿Cómo visualiza el ayuntamiento los límites superior e inferior de la prosperidad urbana?

Hemos creado un «selfie urbano», un primer boceto donde se muestra el punto en que cruzamos los límites exteriores e interiores del dónut. A nivel social, se ha evaluado la inasequible vivienda, así como la cantidad de personas que viven en aislamiento social y que, por tanto, tienen un mayor riesgo de sentirse solas y sufrir depresión. Hemos hecho lo propio para el medio ambiente y hemos esquematizado nuestras emisiones de gas invernadero y el exceso de consumo de materiales no sostenibles.

Además de evaluar nuestra propia existencia como habitantes de Ámsterdam, hemos desarrollado instrumentos para medir el impacto de nuestros patrones de consumo en las personas y la naturaleza de otros países. El dónut nos permite analizar el impacto social y ecológico que tiene nuestra economía local en los lugares del mundo de los que proceden nuestros productos y materias primas.

El selfie urbano es nuestra medición de referencia para saber dónde estamos ahora. Seguimos desarrollando un sistema que permitirá controlar si es posible mejorar para mantenernos dentro de los límites del dónut de aquí en adelante.

Puedo imaginar lo que piensan los habitantes de Ámsterdam: de acuerdo, suena muy bonito, pero ¿qué va a cambiar realmente?

Las medidas concretas son los aproximadamente 200 proyectos incluidos en el programa de implementación, que abarcan desde la recogida de restos de pintura de látex hasta la introducción de pasaportes de materiales que permitan mantener un registro detallado de la composición de los edificios para que se puedan reutilizar más fácilmente sus elementos constitutivos. A largo plazo, queremos que esta iniciativa tenga carácter obligatorio para todo el sector de la construcción. Endurecemos constantemente los requisitos de sostenibilidad para los edificios y recomendamos materiales sostenibles y circulares, como la madera.

También queremos apoyar iniciativas sociales con el dónut. La iniciativa del primer «acuerdo de dónut» fue adoptada por una residente del distrito de Ámsterdam-Sudeste (Amsterdam-Zuidoost). Esta mujer quiere ayudar a reducir la factura energética de las personas que viven en casas con un aislamiento deficiente proporcionándoles cortinas gruesas que han sido elaboradas por personas excluidas del mercado laboral. Algunos de estos proyectos han sido cofinanciados por el ayuntamiento.

¿Hasta qué punto se puede reformar fundamentalmente una economía a nivel local cuando se enfrenta a patrones de consumo y cadenas mundiales?

Hemos elegido deliberadamente tres áreas en las que contamos con la suficiente influencia como ciudad: alimentación, construcción y bienes de consumo. En el área de la alimentación, podemos realizar grandes pasos para reducir los desechos. Pero Ámsterdam no puede hacerlo por sí sola. Necesitamos la ayuda del Gobierno de Países Bajos y de la Unión Europea para poder avanzar.

Tomemos como ejemplo los requisitos que estamos imponiendo para los productos de consumo. Todo el mundo sabe la frustración que supone no poder reparar fácilmente un aparato. Si se rompe un botón, tienes que deshacerte de todo el dispositivo. Además, los plásticos suelen ser difíciles de reciclar porque contienen diferentes materiales. Muchas personas están cansadas con esta cultura del derroche, y la normativa es la única respuesta al problema.

El debate en torno a las botellas de plástico pequeñas ha demostrado que el mercado no solucionará el problema; el Gobierno de Países Bajos ha ampliado su sistema de depósito para incluir pequeñas botellas PET tras no conseguir que la industria de las bebidas redujera estos residuos. En el ayuntamiento, llevamos años esperando que esto ocurriese.

Pero Ámsterdam no puede hacerlo por sí sola. Necesitamos la ayuda del Gobierno de Países Bajos y de la Unión Europea para poder avanzar.

También abogamos por un mayor espacio para la experimentación local. Por ejemplo, la legislación actual distingue entre residuos domésticos e industriales, siendo estos últimos recogidos por diferentes empresas privadas. Se nos ha otorgado una exención piloto a la Ley de Gestión Medioambiental para el área comercial «9 Calles» de Ámsterdam, lo que significa que el ayuntamiento será el encargado de la recogida y del tratamiento de residuos en esa zona, una medida que reducirá el número de desplazamientos realizados por los camiones de basura.

Otro deseo largamente añorado es la bajada del impuesto sobre el trabajo y la subida de los impuestos sobre el uso de materias primas. Una economía circular tiene el potencial de crear muchos puestos de trabajo. Sin embargo, si los costes laborales siguen siendo altos y existe un gran incentivo para utilizar las materias primas más profusamente, se evita recurrir a las reparaciones y al trabajo de precisión, y se acaba comprando productos de China de forma masiva. Queremos que se valore más el trabajo y que se reduzca todo lo posible el uso de las materias primas. Una sencilla medida fiscal ayudará a las empresas que quieran trabajar de forma circular.

El periódico The Guardian ha llegado incluso a titular que Ámsterdam está adoptando el modelo dónut para definir la recuperación postpandemia. ¿No resultará difícil de implantar estas medidas en un momento en que los recursos del ayuntamiento escasean?

Trazamos nuestra estrategia circular en plena pandemia del coronavirus. Nos preguntamos si era el momento de presentar la propuesta y si el plan sobreviviría a una crisis sanitaria de tal envergadura. Pero ¿cómo podemos asegurarnos de que no volveremos a lo mismo de siempre cuando hemos dejado atrás lo peor de la crisis? ¿Cómo podemos definir una economía urbana que ya no se base en el crecimiento infinito, sino que garantice que todas las personas tengan lo suficiente para vivir decentemente dentro de los límites del planeta?

Teniendo en cuenta estas preguntas, The Guardian tiene razón al señalar que éste es el momento adecuado. Uno de los motivos por los que creo que el dónut es un modelo tan factible es que engloba un sinfín de crisis y conecta los problemas que encontramos en Ámsterdam —y, en realidad, en el mundo entero—. El énfasis en la producción, el consumo y la reelaboración a nivel regional creará puestos de trabajo —un aspecto muy importante a la hora de lidiar con la recesión— y aportará más resiliencia a la economía.

El énfasis en la producción, el consumo y la reelaboración a nivel regional creará puestos de trabajo.

¿Es el dónut también viable fuera de Ámsterdam? Aquí contamos con una mayoría progresista, y el dónut me parece una idea muy propia de la izquierda verde. Un exterior ecologista y un interior que defiende los valores de la izquierdas: esa combinación define a GroenLinks como partido.

No tienes que simpatizar con GroenLinks para adoptar la idea de una economía circular. En el Área Metropolitana de Ámsterdam, que es la facción más izquierdista de los 32 ayuntamientos, se han logrado acuerdos de gran alcance sobre el trabajo circular. Puede que no todos ellos estén de acuerdo con el modelo dónut, pero todos tienen grandes ambiciones con respecto a la sostenibilidad.

Desde la publicación de este artículo en The Guardian, me han preguntado mucho acerca del dónut. El director general de una importante empresa de Ámsterdam afirmó que le resulta muy interesante y aludió al libro El valor de las cosas de la economista Mariana Mazzucato. Estas ideas demuestran que es posible otra economía sin tener que sacrificar demasiado. La economía tiene más valores de los que somos conscientes.

Incluso sin un marco teórico, puedes empezar claramente proyectos sostenibles que permitan a la gente familiarizarse con la idea de que necesitamos usar materias primas con moderación, y de que la vida es algo más que nuestra cultura del consumo y el derroche. No obstante, a nivel urbano, es necesario un modelo que combine componentes ecológicos y sociales. Se necesitan teoría y práctica para que más personas puedan experimentar el bienestar en un mundo limpio.

Marieke van Doorninck es concejala de Ordenación del Territorio y Sostenibilidad de la ciudad de Ámsterdam desde 2018.

Socrates Schouten dirige el Laboratorio de los Comunes en Waag, un instituto de tecnología y sociedad de Ámsterdam (Países Bajos). Anteriormente trabajó en el Bureau de Helling (la oficina científica de GroenLinks) y en Recycling Netwerk Benelux.

Esta entrevista se publicó por primera vez en neerlandés en De Helling.